REFLEXIONES NECESARIAS
Aunque es la primera vez que lo hago, creo muy necesario y conveniente dar cabida en este blog a la carta de un buen amigo, gran sindicalista y persona de plena y absoluta coherencia y honradez.
Entre otras cosas porque comparto plenamente su reflexión y su visión de la gravedad de la situación y comparto la necesidad de reconocer la base del problema, hacerlo público y abordarlo con lealtad.
Entre otras cosas porque comparto plenamente su reflexión y su visión de la gravedad de la situación y comparto la necesidad de reconocer la base del problema, hacerlo público y abordarlo con lealtad.
A MIS COMPAÑEROS Y
COMPAÑERAS DE CCOO
En
estos días del eterno sobresalto, de la perplejidad, de las decepciones, muchos
sindicalistas nos levantamos con el estomago revuelto y a pesar de todo
seguimos en el tajo; ese día toca asamblea o reunión del comité o manifestación
de alguna marea o… Unos en sus fabricas, su taller su oficina, otros en la estructura
del sindicato, otros que desgraciadamente ya no ejercen porque su empresa cerró
o se quedaron sin fuerzas en el camino.
En
estos días, tengo la sensación de que nos jugamos mucho, ya no tenemos el
prestigio del pasado y sin embargo los compañeros/compañeras que dan la cara en
los pequeños talleres se la juegan a diario, algunos son despedidos antes de
empezar solo por el hecho de presentarse en las listas de CCOO. Esto del sindicalismo es un compromiso sin
horarios y lleno de contradicciones, hoy son más las derrotas que las victorias
y nos cuesta mucho encontrar personas que quieran comprometerse, los jóvenes y
su precariedad acuden con dificultad a nuestra tarea sindical y en estos
momentos de los grandes avances tecnológicos, en muchas empresas y en muchos de
los barrios en que vivimos hemos vuelto a los años 60.
No
faltan razones para ser sindicalistas, al contrario, pero cuesta encontrar la ilusión
y las ganas, no faltan razones porque los que creemos en la dignidad de las
personas estamos rodeados de injusticia y sufrimiento, de arbitrariedad de
desigualdad, de abusos, si alguien cree que ya no hay clases sociales le invito
a pasear solo unas horas por mi Comarca y sus polígonos. Pero nos falta ganas e
ilusión, tenemos sensación de derrota, nuestra organización no solo era (aún
fundamentalmente lo sigue siendo) una herramienta eficaz, era también un
espacio de solidaridad y apoyo un motor de generador de ilusiones. CCOO desde
su creación vivía eso que tan de modo se ha puesto del “si se puede” y sobre
todo nos hemos distinguido por nuestro ejemplo, por nuestra ética, nos podíamos
equivocar en nuestra acción sindical, pero la honestidad no estaba sujeta a
coyunturas.
Hemos
sido y seguimos siendo imprescindibles en la defensa de los derechos de los
trabajadores y de sus familias fuera y dentro de los centros de trabajo, pero
creo sinceramente, que algo se nos fue de las manos, creo que de alguna manera
hemos participado de la borrachera de los años del engorde y en esa borrachera
algunos perdieron el norte, eso explica las tarjetas, las practicas de derroche,
el personalismo, de algunos modelos de actuación sindical alejado de los
trabajadores y sus intereses, se que ni muchos menos fue una práctica
generalizada, pero también sé que no fue desdeñable.
La
campaña de desprestigio contra nosotros ha sido y será feroz, no ha terminado y
estoy seguro que apareceremos, con justificación o sin ella, en nuevos
embrollos que ensombrecerán nuestra imagen. Con todas nuestras luces y sombras
debemos preguntarnos qué ha pasado, porque no saltaron las alarmas, creo que
sencillamente estaban desconectadas. No podemos por tanto, resolver esta
situación solo depurando responsabilidades personales o mejorando
procedimientos administrativos y de organización, la situación exige una
profunda reflexión de proceso , de modelo y de sentido de nuestra actuación,
una reflexión serena que no dé pie a la vendeta y al oportunismo, una reflexión
que marque un antes y un después dentro de la organización, que reconstruya un
proyecto y una ilusión.
Esta
reflexión corresponde ponerla en marcha a la estructura del Sindicato pero debe
llegar abajo, hacer partícipe a los delegados y afiliados, ser de todos.
Desde
la firme convicción de que seremos capaces os saludo fraternalmente compañeros
y compañeras,
Javier
Fernández Prieto.
Así sea, compañero del alma.
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