OBSESIONES PRIMARIAS



Chus está furioso.
Desde que la guardia civil entró en el Ayuntamiento y registró todos los ordenadores no ha vuelto a dormir.
No es que sospeche que el Pajarino en su caída delate a nadie de la organización, ni deje al descubierto los secretos del Don.
Es otra cosa.
Piensa que alguien le puede relacionar con la trama. Él y el Pajarino llegaron juntos a Parla de la mano del Don cuando su vida en Fuenlabrada ya no tenía sentido. Juntos han servido lealmente a sus intereses. Y ahora se sentía sólo, violento. Solamente pensar que sus conversaciones con el Pajarino o con el Curilla podría haber sido grabadas le tenía desconcertado..
De nada había servido desaparecer durante dos meses de circulación. De nada sirvió tener paralizada la organización todo este tiempo. De nada eludir las asambleas, los consejos locales, evitar dar explicaciones, pasar de los medios de comunicación.
Igual de inútil que solicitarle al Capo que le pusiera a las órdenes de otras familias de la organización.
Tiene alucinaciones.
Soñaba con esa muchacha impertinente que le acosaba y acusaba desde todos los ámbitos de su vida.
La veía a la puerta del Ayuntamiento vigilando sus pasos. En ruedas de prensa pidiendo su cabeza. En la Audiencia Nacional denunciando su red clientelar. En las oficinas de la seguridad social investigando su vida laboral. En los pasillos de la “Gran Casa” riéndose de su caída en desgracia.
Es verdad que nunca se hubiera enfrentado  en las primarias abiertas a esa banda de descerebrados que le disputan el territorio. Ël estaba bien protegido por sus capodécimes y los soldados del regime. No necesitaba correr riesgos para alcanzar su objetivo.
Pero el desprestigio al que le estaban sometiendo, sobre todo cuando perdió ante ellos las primarias para la candidatura de Madrid, dañaba mucho su imagen frente a las demás familias.
Tenía claro que lo primero era el buen nombre de la organización. Proteger el nombre justificaba cualquier medida, lo drástica o corrupta que fuera necesaria.
Era consciente de que no podría contar durante algún tiempo con los ingresos que le proporcionaban sus actividades en el Ayuntamiento, y que no podría aumentar el número de soldatos mientras el Pajarino estuviera en prisión y ellos bajo vigilancia.
Por eso era tan importante tener blindada la organización y evitar que cualquier intrusión les debilite aún más. Pocos pero bien armados y aleccionados. Esa era la clave para sobrevivir.
Cuánto tiempo había esperado a que llegara el momento de ser proclamado el candidato y, ahora que ha llegado, deseaba que la tierra se lo tragara.
Aunque Chus no cree sinceramente en la muerte antes que en el deshonor, su única posibilidad es aceptar la imposición y está dispuesto a sacrificarse por la organización.
Espera que en algún momento, ese esfuerzo sea reconocido y se le compense.
Así que pronto se consumará el gran golpe.
Ahora Chus está contento.

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