LA LUCHA ENTRE LA RAZON Y LA FE.
Si de algo tenÃa la certeza hace 28 años, era
que en el examen de la asignatura de humanÃstica tendrÃamos que hablar de la
lucha entre la razón y la fe.
Todos lo sabÃamos porque la información
pasaba de un curso a otro sin solución de continuidad. Todos nos aprendÃamos de
memoria el texto del libro sin pararnos a pensar qué significado podÃa tener lo
que leÃamos y repetÃamos incansablemente. Era el método de estudio que
compartÃamos y que a todos nos habÃan enseñado como el más eficaz para aprobar.
No estábamos acostumbrados a pensar, a
analizar, ni tan siquiera a dudar. No nos lo habÃan enseñado los curas de los
Escolapios, de donde provenÃamos una buena parte de los alumnos de aquella
escuela de formación que tenÃa en aquellos años la factorÃa de CASA en Getafe.
Por eso no paramos a plantearnos qué tendrÃa
de importante para aquel viejo profesor que trataba de imponer el respeto a
golpe de “cericos” y “bicicletas” (“dos cericos”); y que trataba que nos
aprendiéramos las lecciones de memoria a base de preguntarnos dÃa sà y dÃa
también.
AsumÃamos sin más, que en la edad Media la
fe primara sobre la razón puesto que la iglesia cristiana, tras la caÃda del
imperio romano, toma el control polÃtico y cultural de Europa. Nos importaba un pimiento los
esfuerzos de Santo Tomás por conciliar fe y razón. No alcanzábamos a
explicarnos qué tendrÃa de importante que al final de la Edad Media una corriente de pensamiento sostuviera
que “la razón humana” podÃa combatir la ignorancia, la superstición y la
tiranÃa, y construir un mundo mejor.
Aquellos conceptos filosóficos y
sus antecedentes nos la traÃan al fresco. Después de tantos años educados en la
disciplina religiosa y ante aquel profesor al que los aires de cambio le
pillaban demasiado mayor para modificar sus viejos métodos de enseñanza,
perdimos la oportunidad que el tema nos ofrecÃa para abrir nuestras mentes y
educar nuestros cerebros.
No sé si habré evolucionado mucho
desde entonces en mi capacidad de análisis y racionalidad, pero el hecho de que
este recuerdo me haya asaltado en repetidas ocasiones en los últimos meses me
ha obligado a buscar algún significado.
Descarto, por simples y
primarias, las señales emitidas por Rajoy y Rouco Varela haciendo alusión, el
primero, a que Dios regirá su polÃtica económica; y el otro ofreciendo el apoyo
espiritual de la Iglesia para que desempeñe su "noble y decisiva
tarea" con "acierto, serenidad y espÃritu de servicio", y
encomendando su oración “para que el
Señor le conceda su luz y su fuerza en el desempeño de las altas responsabilidades
que le encomienda el pueblo español, al servicio de la paz, la justicia, la
libertad y el bien común de todos los ciudadanos”.
Doy más posibilidades al hecho de
que, ha tenido que ser la fe, – en general, no sólo la cristiana- la que ha
propiciado que más de diecisiete millones de españoles y españolas crean que si
seguimos haciendo los sacrificios que el supremo poder económico nos exige, llegará
pronto el momento de la liberación del castigo de la crisis. A pesar de que la razón
nos dice que la experiencia y el análisis han demostrado ya, que no es asÃ.
Quizás las primeras apariciones
de mi recuerdo tengan relación con la definitiva puesta en escena de la estrategia
educativa del Partido Popular. Una apuesta por debilitar el sistema educativo
público, por fabricar personas que no pierdan el tiempo en educarse y adquirir
conocimientos improductivos, personas que dediquen su vida a generar riqueza.
Al fin y al cabo, ¿para qué le sirve
a un trabajador estudiar sobre la historia del conflicto entre la razón y la
fe? Si lo que tiene que hacer es producir más cantidad más barato y durante más
tiempo, para generar más riqueza y pagar nuestra, cada vez mayor, “deuda”.
En la historia nada es casual. Un
hecho es consecuencia inevitable de los que le preceden.
De nosotros depende evitar que estas sombras
del pasado dejen de sobrevolar nuestras vidas y trabajar para enseñar que los
frutos de la razón se llaman revolución, democracia y libertad.
La importancia de la crÃtica a la cristologÃa de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar __la omisión capital que cometió Pablo en sus epÃstolas al mutilar la naturaleza humana de Cristo. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos). Doctrina sustentada por filósofos y mÃsticos __y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teorÃa de la trascendencia humana, a fin de afrontar con éxito los retos y amenazas del ateismo, el islamismo, el judaÃsmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO
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