LOS DESPIDOS DEL AYUNTAMIENTO DE PARLA PONEN A PRUEBA LA COHERENCIA DE LA IZQUIERDA.


El precedente que marca la decisión del PSOE de despedir, a día de hoy, a 66 trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento ha hecho saltar por los aires el pacto de Gobierno Municipal, y con ello la perspectiva de una estabilidad en la legislatura.

No cabe en ninguna cabeza medianamente racional que 66 despidos solucionen de una tacada la gravísima situación económica de Parla, anunciada por muchos hace tiempo y tapada por el PSOE para salvaguardar la imagen de su candidato a la comunidad de Madrid.

Mucho menos se justifica días después de haber anunciado que los despidos necesarios serían 190.

Entonces, ¿por qué los despidos?; ¿porqué 66, ahora?; ¿porqué esos 66?

La primera justificación venía del propio Alcalde, que lo esgrimió como única alternativa para poder pagar las nóminas con el dinero que le quedaba en caja.

Puede ser un motivo. Si eso es así, deja mucho que desear su previsión como gestor. Pero sobre todo, da miedo su forma de razonar y buscar soluciones: si no tengo dinero para todos, despido a los que no puedo pagar… y a continuar. ¿Qué hará cuando no pueda pagar las próximas nóminas? ¿Qué pasa con los servicios que realizaban o atendían esos trabajadores? ¿Son prescindibles?

Parece más razonable pensar que esta es una estrategia para ganar tiempo y esperar a que la situación de otros Ayuntamientos, si es posible gobernados por el PP, obligue al nuevo gobierno a buscar una solución general para todos.

De hecho, la justificación del Alcalde se cae cuando se reduce el número de 190 a 66. ¿Ha aparecido dinero?

La respuesta es no. Ha aparecido la Ley. Y ésta dice que un despido de más del 10% de la plantilla es un despido colectivo y por lo tanto lleva un trámite administrativo más largo, pero también una resolución que se escapa de las manos del Gobierno Municipal, además de tener que pasar la decisión por el Pleno del Ayuntamiento donde el Alcalde podría no tener la mayoría suficiente para sacarlo adelante.

Así pues, una vez reducida la cantidad se salvan esos dos obstáculos y además se da la oportunidad de que alguien se apunte el tanto de haber intervenido y conseguido salvar un montón de puestos de trabajo (A esto último me referiré luego).

Ahora queda por ver quiénes pagarán el desaguisado y la nefasta gestión.

En primer lugar hay que buscar elementos que puedan servir de justificación a la hora de defender los despidos.

El argumento viene redondo: Una parte de los despidos debe ser gente que fue contratada y consolidada en el proceso que tanto CCOO como IU impugnaron, y después denunciaron, hace unos años. Personal que se centra especialmente en el área de servicios sociales.

El segundo bloque lo forman aquellos trabajadores próximos a miembros del partido socialista que han tenido mucho peso político en el municipio y ahora han perdido sus influencias.

Con estos dos bloques conformando la mayoría de la plantilla despedida, el Alcalde pone en confrontación directa a organizaciones que le pueden plantar batalla en su decisión.

¿Pondría IU la defensa de los despedidos por encima de sus puestos en el Gobierno Municipal, sabiendo que una parte de ellos son aquellos que denunció años atrás?

¿Se rebelarán los afiliados del PSOE en el municipio de donde salió el candidato que optaba a desplazar a Esperanza Aguirre de la Comunidad de Madrid, sabiendo que así se debilita, aún más, la opción de una futura alternativa?

¿Defenderán a sus compañeros de partido caídos en desgracia?

La dirección local de IU ha estado a la altura de las circunstancias y sus bases han refrendado la decisión de abandonar el gobierno municipal. La demostración de coherencia merece mi reconocimiento. No se ven últimamente muchos casos en los que se ponga por delante del sillón, del sueldo y del poder de tal o cual concejalía, los valores de honestidad política, ética y rigor.

Me consta que ha habido un duro debate interno y que había posiciones que justificaban la permanencia en el gobierno municipal apuntándose el tanto de haber reducido el número inicial de despedidos.

Pero la dirección local de Izquierda Unida ha sabido dar la cara, ponerse del lado de los trabajadores, plantear alternativas y defender los puestos de trabajo y los servicios públicos rechazando esta decisión y coordinando con los sindicatos la respuesta.

Hay quien piensa que, rompiendo el Pacto de Gobierno, se pierde la oportunidad de hacer políticas de izquierda desde el poder que otorga un Ayuntamiento como el de Parla.

Yo lo tengo claro. Si para hacer políticas de izquierda hay que asumir despedir a 66 trabajadores, debilitar los servicios, y plegarse a los caprichos e irresponsabilidades del partido socialista de Parla, prefiero incidir menos pero, eso sí, desde la libertad y la seguridad de que lo que hago no va en contra de los intereses de aquellos a los que represento.

Además, pienso que no se pierde tanta capacidad de influencia puesto que, si el Partido Socialista quiere sacar adelante alguna iniciativa debe contar con el apoyo, explicito o implícito, de algún partido de la oposición.

Así pues, que elija: o con IU desde los principios que se han defendido con esta decisión, o con el PP desde la política que han practicado en los últimos tiempos.

No se es más de izquierdas por decirlo. Los valores de la Izquierda se defienden y se practican.

La dirección local de IU lo ha hecho desde la madurez y la responsabilidad y la del Partido Socialista se califica demostrando lo contrario.

No basta con que Tomás Gómez señale que su verdadero adversario político es la derecha, y subraye que dedicar tiempo a atacar a otra formación de izquierdas "no es sensato".

No les basta a los 66 despedidos, ni a los centenares de vecinos y vecinas que los apoyan, ni a los sindicatos, ni a la izquierda política y social de parla.

¿Y a los afiliados del Partido Socialista?

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