S.O.S. PARLA
El Gobierno Municipal del
Ayuntamiento de Parla ha presentado un plan de saneamiento financiero para este
municipio acogiéndose “aparentemente” a las condiciones que exige el Real
Decreto Ley 8/2013 de medidas urgentes contra la morosidad de Administraciones
Públicas y de apoyo a Entidades Locales con problemas financieros.
Lo de “aparentemente” no es una
apreciación subjetiva, si no una conclusión derivada de la lectura del informe
del interventor municipal que realiza afirmaciones sobre algunas medidas tales
como: “…no se pueden verificar….”; “… es necesario que se pueda advertir la
verosimilitud…”;”…es pertinente que el plan se ajuste a las condiciones
exigidas en el Real Decreto Ley…”; …no está suficientemente justificado…”;y
como colofón ” … creo necesario que antes de su aprobación…. se reformule de
nuevo…” .
Es posible que muchas personas
piensen que también los interventores municipales pueden estar condicionados y
que no todos los informes deben acatarse rigurosamente. En este caso parece ser
que el interventor ha acertado a la vista de las declaraciones del propio concejal
de hacienda, quien manifiesta que “… el contenido de este plan debe ser el
que marque las conversaciones con el Ministerio de Hacienda”.
Entrar a desgranar el contenido
del plan es una tentación a la que me resistiré (de momento) porque considero
más importante valorar previamente el entorno y las condiciones en que se
plantea.
Que Parla es un municipio en
quiebra financiera no se le escapa a nadie.
Que los sucesivos gobiernos del
Partido Socialista son los máximos responsables de esta situación no necesita
explicación.
Que el Partido Popular en la
Comunidad de Madrid es corresponsable activo, tiene al menos dos argumentos: ha
dado el visto bueno, entre otras, a todas las decisiones urbanísticas , fruto
de las cuales se ha creado el desproporcionado crecimiento de población sin el
necesario crecimiento de los servicios y recursos para mantenerlos; y ha
provocado una situación de estrangulamiento económico sobre Parla (mayor
incluso a la de otros municipios) buscando ventaja política en el ámbito
regional atacando la gestión del posible candidato a la Presidencia de la Comunidad
de Madrid en su condición de exalcalde.
Que el Partido Popular de Parla,
además de ser cómplice necesario en ambos argumentos anteriores, no va a
facilitar ninguna salida que suponga perder la oportunidad de hacerse con la
Alcaldía, queda al descubierto con sólo escuchar sus intervenciones en los
plenos, defendiendo un día una posición y al siguiente la contraria por puro
tactismo electoral.
Que Izquierda Unida no acaba de
encontrar el equilibrio entre la responsabilidad autoimpuesta de impedir a toda
costa la caída del gobierno socialista, y su necesidad de demostrar la
importante diferencia que existe entre sus propuestas y las políticas del PSOE,
se cristaliza en cada uno de los plenos municipales.
El PSOE está enrocado aguantando
el chaparrón confiando toda su estrategia a la posibilidad de que el PP pierda
la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid. Lejos de reconocer la nefasta
situación y buscar aliados para hacerla frente ha negado sistemáticamente el
problema y ha ocultado los datos durante
mucho tiempo hasta que le han explotado en las manos.
Las alternativas del Partido
Popular pasan por un durísimo ajuste social que se traduciría en pérdida de
empleo público, en abandono y desaparición de servicios de primera necesidad,
en subida de impuestos. Calcado a lo que están haciendo en el ámbito estatal,
con el mismo argumento de la herencia recibida.
Esto no es una suposición. Es lo
que, en palabras del propio Portavoz Popular, el Ministerio de Hacienda exige
para refinanciar la deuda.
Por lo tanto, ¿por dónde pasa la
solución?
En este punto, según a quien
preguntemos tendremos versiones muy diferentes.
La derecha política y
sociológica apuesta por una intervención económica. Que coja las riendas el
gobierno central, que intervenga las cuentas y las políticas y ejecute con mano
férrea un ajuste que consiga restablecer el equilibrio entre los ingresos y
gastos.
La izquierda política
institucional, como se deduce de las intervenciones de los portavoces de PSOE e
IU, piensa que es imprescindible abrir un proceso de negociación para
refinanciar la deuda.
Quizás me equivoque, pero mucho
me temo que plantear un proceso de negociación sobre la base de este plan, desde
la debilidad política que supone la actual situación del Ayuntamiento de Parla,
es: o bien una pose para decir que no hay negociación porque el PP nos quiere
hundir para sacar rédito electoral; o bien la asunción de que el único camino es
una trágala y no queda otra solución.
Muy diferente sería la
situación, bajo mi punto de vista, si se buscara la construcción de una
propuesta consensuada con la sociedad parleña. Una propuesta que los vecinos y
vecinas sean capaces de defender porque la sientan suya, y luchen por ella
porque les garantice unas condiciones dignas de vida en su municipio.
Estamos en unos tiempos en los
que las siglas generan bandos. Lejos de convocar, provocan recelos y suspicacias.
Esto no debe suponer que los
militantes de las organizaciones no estén presentes o no sean parte activa de
la solución, sino todo lo contrario.
Por eso creo que la salida pasa
por otro tipo de intervención.
Lejos de la intervención
económica, la apuesta debe ser por una intervención social.
La intervención de los
ciudadanos y las ciudadanas, construyendo, decidiendo y defendiendo.
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