MIERDA DE CAPITAL
Cuando,
quien tiene la tarea de recoger a diario la basura que entre todos generamos
realiza eficazmente su trabajo, no nos paramos en pensar en qué condiciones lo
realiza, ni si podemos o no mejorar o reducir lo ingrato de su labor.
No
valoramos lo que supone trabajar en la calle, ni los turnos, ni los riesgos, ni
lo desagradable, ni lo despreciable que pudieran llegar a ser algún indeseable
con los que tienen que bregar a diario.
Cobran
por ese trabajo y con eso suponemos que deben estar agradecidos.
Barrenderos
y jardineros, barrenderas y jardineras, personal de limpieza viaria y
jardinería de Madrid y por extrapolación de cualquier municipio, hacen una
tarea tan encomiable que, con solo dejar de hacerla en diez días han sido
capaces de sacar a relucir toda la basura que somos capaces de generar.
No
me refiero solamente a la basura física, orgánica o no, que dicho sea de paso
nos debería avergonzar.
Basura
política, mediática, ciudadana, empresarial.
La
capital genera basura a espuertas, el capital genera generadores de basura a
espuertas.
El
gobierno municipal de Madrid opina que la
capital es un basurero por culpa de los piquetes informativos. Los medios de
comunicación informan de que los piquetes informativos vuelcan contenedores y papeleras
para hacer que la ciudad esté más sucia, algunos vecinos y vecinas culpan a los
trabajadores de hacerles pagar por su mala suerte, y las empresas….
Las
empresas lo tienen claro. El negocio es el negocio. Si los ciudadanos de
Madrid no pagan suficiente dinero vía
impuestos para cubrir los servicios más los beneficios, lo pagarán los
trabajadores y trabajadoras vía puestos de trabajo.
La
huelga ha dejado al descubierto el hedor de la ideología política que pone en
manos de mercaderes lo que es, sin duda, un servicio público esencial. La
pestilencia que rezuma la criminalización de los actos de protesta para tapar
la ineptitud e incapacidad de una nefasta gestión.
La
defensa de sus puestos de trabajo a través de la huelga hace del personal de
jardinería y limpieza viaria un blanco perfecto de los fétidos medios de
comunicación serviles a su pagador y/o conseguidor, para enmascarar otros tufos
(pufos) y de paso exigir una hipócrita “limpieza” en los demás (véase
sindicatos y oposición)
La
paralización, más que justificada, de la actividad cotidiana de este colectivo,
ha sacado a la luz lo nauseabundo de la calidad humana de algunos vecinos y
vecinas que, lejos de plantearse cómo somos capaces de generar tanta suciedad
en todos los sentidos, arremeten contra los que no se la llevan de su puerta
para no ver que la putrefacción de sus actos y los residuos de su ignorancia
tienen efectos y muy negativos, aunque sea en otro lugar.
Creo
que realmente hay un problema de salubridad en Madrid. Pero no es como consecuencia
de la huelga. Este existía antes, mucho antes, y los compañeros y compañeras lo
único que han hecho, que no es poco, ha sido ponerlo de relieve.
Gracias
a todos y todas por la tarea que realizáis a diario, pero gracias sobre todo
por demostrarnos como huele la/el capital.
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